Por: Amaro Rodríguez S.
El gobierno central que lidera la defensa de la salud y la vida en lucha abierta contra el Covid-19, conjuntamente con gobiernos regionales y municipales, cada día con mayor nitidez sienten la presión social de los menos favorecidos, impulsados por el hambre que corroe estómagos y los padres sin dinero, que no saben cómo alimentar a sus hijos.
Los bonos otorgados por el Gobierno de Martín Vizcarra Cornejo, a muchísimos reales necesitados no les llegaron, las canastas con alimentos que entregan las municipalidades aún no terminan de entregarse, pero todo resulta insuficiente ante la falta de preparación y recursos del pueblo, para hacer frente a esta brutal pandemia que día a día arrebata vidas.
La población de facto va ganando espacios públicos iniciándose en los alrededores de los mercados, donde cada día se observa más comerciantes en las “paraditas”, donde ofertan productos de primera necesidad, otros ofertan servicios especialmente a mujeres que no pueden cargar mucho peso y la ausencia de movilidad motorizada. No esperemos aparezca grupos organizados incentivando saqueos.
Para continuar liderando con éxito la lucha contra el Covbid-19, el Gobierno se tiene que adelantar a los requerimientos de la presión popular, aflojando rígidas medidas y como lo está anunciando el pronto reinicio de ciertas actividades, como se reinició la reactivación de los comedores populares. También se requiere la autorización en los trabajos de construcción civil otros que requiere gran número de mano de obra.
La población migrante venezolana reaparece y se les ve en pequeños grupos ofertando sus servicios para “recursearse”. Porque frente una lamentable realidad coyuntural por la pandemia, viven momentos muy difíciles, para algunos salir de Venezuela por necesidad donde se sentían estar en un sartén, les significó tras saltar sus fronteras, caer lamentablemente en las brasas. Todos deseamos con la ayuda de Dios, que esta grotesca pesadilla que nos hace sufrir, termine lo más pronto.