Por: Amaro Rodríguez S.
Es muy un probable que un 40% de la población que engloba a los más pobres, estaría alimentándose solo con a mitad de los acostumbrado y otro 30% mas consumiría las tres cuartas partes de su alimento, en relación a lo consumido antes de la pandemia y solo un 30% mantendría su alimentación acostumbrada.
Este hecho inusual en tales dimensiones es el resultado del progresivo empobrecimiento ocasionado por la cuarentena a causa del C ovid-19, que obligó a las familias más pobres agotar todos sus recursos económicos y sumirse en una desesperante angustia por la falta de trabajo para ganar dinero y generar sus ingresos económicos para hacer frente al día a día. Es nuestra realidad.
Otro segmento poblacional estimado en el 30% también agotó sus recursos en menos intensidad que el primero, ellos se alimentarían con el 75% de lo acostumbrado para racionalizar sus gastos. Los más pobres se obligaron acudir a préstamos personales ante usureros durante la cuarentena de más de 50 días.
Por la imperativa la necesidad de trabajo, gente responsable pese a cumplir los protocolos sanitarios, se obligan a exponerse al contagio con el Covid.19, pero mas puede esa necesidad y responsabilidad de padres y luchadoras madres solteras, que arriesgan su vida ante un posible contagio para trabajar y poder alimentar a sus hijos.
En los mercados de abastos se observa abundancia de alimento incluido el pollo a precios, que significa pérdida para los granjeros, pero la realidad significa no vivir una época de abundancia de productos, sencillamente lo que ocurre es que el pueblo no tiene dinero para comprar y come menos, en suma vivimos momentos de las “vacas flacas”. Que Dios nos ayude en los meses siguientes de gran depresión económica.