Por: Amaro Rodríguez S.
A solo 24 horas de publicarse un artículo sobre candidatos sin arraigo popular presentados por la organización política APP, perdió una gran oportunidad de obtener mayor número de curules, en opinión personal, luego de constar el funcionamiento de locales partidarios de Alianza para el Progreso en todos los distritos de parte costa, sierra y selva que recorrí desde hace tres años. La opinión mayoritaria recibida en comentarios, señalan un techo para APP.
Objetan no tratar a APP como partido político, tienen razón, con propiedad para ser partido político debe estar adscrito a una ideología determinada, que no lo es y le hace perder la categoría de partido político quedando con mayor propiedad como una organización, agrupación, o asociación de carácter ciudadano con fines políticos.
Dentro de un ambiente democrático las opiniones como tales son respetables aunque algunas vienen cargadas de encono y añadiduras que se distorsionan, pero ajustándose a una cuestionada costumbre de exacerbar el morbo lindante con el escándalo a las que nos lleva la TV “Chicha” alguna prensa escrita y radial en el afán de vender la información.
En las opiniones mayoritarias recibidas a manera de comentarios, no son halagüeñas para APP, menos para César Acuña Peralta, al parecer arrastra el pasivo del trabajo de la bancada de APP, que con disimulo apoyó al contubernio entre Apra y fujimoristas para defensor de la corrupción, en la práctica aliándose con los que tienen como bandera el dólar, la plata, olvidando los intereses del pueblo justificando hacerlo a título personal y no partidario.
Se espera en este nuevo proceso electoral de elecciones generales del 2021 que los partidos y agrupaciones políticas contribuyan a devolver en parte la fé cívica ciudadana desfigurada por voraces políticos criollos, que tienen como meta primero llenarse los bolsillos con dineros públicos y todavía plantear un incremento de haberes, porque no les alcanza, como la Chihúan, la Mercedes Araoz, entre otros.
Para nuestra suerte ahora emergen como escasos “Quijotes” algunos magistrados como jueces y fiscales, que han osado hacer cumplir la verdadera justicia, aunque tengan que luchar frontalmente con grupos de poder económico, antes intocables, pero ya empiezan a desfilar hacia los penales y también enfrentarse a sus colegas captados por la corrupción, para orientar la justicia solo a favor de quien paga más.
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