TRABAJEMOS UN PERIODISMO QUE GENERE CIUDADANÍA

Por: Mg. Horacio Alva Villarreal

Comunicador Social – Periodista

El periodismo, en su esencia más pura, es una herramienta vital para el desarrollo de las ciudades. No se trata solamente de informar, sino de construir puentes entre la sociedad y sus líderes, de fomentar un debate sano y de contribuir a la formación de una ciudadanía crítica. En el contexto peruano, donde los periodistas están organizados bajo el Colegio Profesional de Periodistas del Perú, es fundamental que este ejercicio se realice con ética, respeto y una seriedad investigativa que priorice el bien común por encima de intereses personales o publicitarios.

Los periodistas, lejos de ser meros mensajeros de un medio que depende de la publicidad estatal, deben verse a sí mismos como guardianes de la verdad. La dependencia de la publicidad puede generar lo que se ha denominado «parásitos comunicacionales», periodistas que, con el fin de mantener sus ingresos, se convierten en portavoces de lo que les conviene y no de lo que realmente está sucediendo en sus comunidades. Esta situación es insostenible y perjudicial, ya que distorsiona la función del periodismo y limita el acceso a una información objetiva y equitativa.

Es esencial que los medios de comunicación y sus profesionales se comprometan a brindar una cobertura equilibrada, destacando no solo las acciones negativas que, sin duda, son noticia, sino también los logros y las iniciativas positivas que los gobernantes y las organizaciones comunitarias están llevando a cabo. Cuando el foco se centra exclusivamente en lo malo, se crea una atmósfera de pesimismo y desconfianza que desmotiva a la ciudadanía y hace que ignoremos las mejoras que se están gestando en nuestra sociedad.

Un periodismo comprometido no solo investiga, sino que también promueve un diálogo constructivo. Los periodistas deben tener la sensibilidad de reconocer las buenas prácticas en la gestión pública y darles visibilidad, creando una cultura de rendición de cuentas que incentive a los gobernantes a trabajar en beneficio de sus comunidades, sabiendo que sus esfuerzos serán reconocidos y no solo criticados. Así, se establece un ciclo positivo donde la prensa se convierte en aliada del desarrollo, en lugar de ser una mera espectadora de los problemas que enfrenta la ciudadanía.

La ética en el periodismo es un pilar fundamental. Un periodista debe ser capaz de cuestionar, investigar y, sobre todo, tener el valor de exponer la verdad, incluso cuando eso implica enfrentarse a intereses poderosos. Esto exige no solo una formación académica sólida, sino también un compromiso personal y profesional con los valores que sustentan la profesión. La responsabilidad de informar con veracidad y objetividad no se puede tomar a la ligera; es un deber que afecta no solo a quien lo ejerce, sino también al tejido social en el que opera.

Además, el respeto en la práctica periodística es crucial: respetar a las fuentes, a la audiencia y a los propios colegas. Un entorno de trabajo donde se fomente el compañerismo y la colaboración puede mejorar la calidad del periodismo. En este sentido, promover la capacitación continua y el intercambio de experiencias entre periodistas puede ser una gran manera de elevar el estándar informativo y, por ende, el impacto en las comunidades.

Por último, es necesario recordar que el periodismo no es solo un trabajo, es una vocación. Aquellos que eligen esta profesión deben hacerlo con la convicción de que su labor puede marcar la diferencia en la vida de las personas. Al adaptar su enfoque hacia una visión más completa de la realidad, los periodistas pueden contribuir a la creación de ciudades más informadas, responsables y, sobre todo, comprometidas con el progreso y el bienestar de todos sus habitantes. Así, el ejercicio del periodismo se transforma en un motor de desarrollo y un aliado indispensable en la construcción de un futuro mejor para nuestras comunidades.

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