Por: Amaro Rodríguez S.
El emblemático sombreo que usó el Presidente Pedro Castillo Terrones durante la campaña electoral, con el que juramentó el cargo de Presidente de La República, con el mismo que juramentó tres gabinetes ministeriales, desapareció en la reciente juramentación del cuarto gabinete, generando justificados comentarios por la decisión del mandatario, al dejar una prenda de vestir utilizada desde su niñez como se acostumbra en el campo.
Indudablemente como ocurre con cientos de miles de provincianos que arribaron a Lima, la capital, en busca de un mejor lugar dentro de la sociedad, al igual que los migrantes andinos quienes abandonan sus terruños en busca de un mejor porvenir, se aprecia ese flujo de andinos a las más importantes ciudades costeñas, donde se encuentran en dilemas de suplir algunas de sus costumbres y comportamientos propios, con otras que se dan en esas grandes ciudades y en términos castizos se acriollan.
Nuestro Presidente Castillo Terrones, respetando su investidura, en Lima se acriolló al dejar el sombrero como inicio de una adecuación que en términos normales se dan, para no sentirse excluidos por cosas formales intrascendentes, pero es un proceso de socialización normal, cuando no hay fanatismos que lo obliguen.
En el campo el sombrero es una prenda de vestir casi necesaria para protegerse del sol, y en las faenas agrícolas por el excesivo calor en algunas temporadas, un campesino le dice a otro vamos a tomar agua y con el mismo sombrero se usa como depósito y se vierte el agua sobre la cabeza, para refrescar la “mollera y ésta respire mejor.”
Personalmente salí de mi pueblo de Poroto y se acriollé en Trujillo para estudiar transición en la escuela fiscal 277 del jirón la Unión, recuerdo un dicho latino “a donde fueres haz lo que vieres” de acuerdo a sus valores que distinguen los bueno de lo malo. Trae confusión mantener vestimentas ancestrales. Ocurrió en el distrito La Esperanza un señor pregunta a un vecino ¿en esa casa vive una señora israelita?, el vecino responde allí si vive una señora que usa túnica, pero no es de Israel, yo lo conozco, ella es de Otuzco respondió.
Como dicen en la faena agrícola de labranza, unos nacen para bueyes y otros para gañanes, felizmente diosito me hizo gañán (el que coge el arado), entonces ustedes jalen nomás y son los que llevan el trabajo más pesado en la faena agrícola. En este caso Dios hizo al Presidente Castillo gañan, que hoy empezó a acriollarse.
