Culminamos triste y letal año avizoramos un año 2021 mejor

No llorar por lo que pudo haber sido y no fue, pero si decidir rumbos fructíferos

Por: Amaro Rodríguez S.

Puesto el pie en el estribo, cabalgamos el estrechísimo espacio para llegar en escasas horas,  irrumpir el umbral del nuevo año 2021, despojándonos de lastres de toda laya y abstenernos de llorar por lo que pudo haber sido y no fue, para retomar proyectos de sueños truncos, o simplemente impulsados por esos mismos sueños que no se detienen, decidir empezar de nuevo para alcanzar nuevas metas como hombres mejores y buenos.

Vamos dejando atrás decenas de miles de familias peruanas a las que el Covid-19, les arrebató vidas de sus familiares, con ayuda de los traficantes de la muerte, conformada por una frondosa  mafia que se roba los dineros públicos, eso impidió socorrer a enfermos graves y empujaron a millones de familias peruanas a rumiar la amargosa pobreza.

La pandemia nos permitió conocernos mejor y entre una nutrida gama mimetizada de personas, logramos identificar algunos traidores a la patria quienes viven enriquecidos con el robo de los dineros públicos,  apoyados por gente de mal vivir, que fungen de políticos en los Poderes del Estado  e instituciones públicas. En el reverso de esta pestilente imagen, se logró también conocer personas,  e instituciones que ayudaron a fortalecer la solidaridad y marcar distancia con los corruptos, como lo empiezan hacer los electores ante candidatos acostumbrados a la impunidad de actos corruptos.

Todo es posible en la vida cuando se camina honestamente, cuando mantenemos siempre el cariño a nuestro trabajo, cuando nos sentimos contentos desempeñándonos con responsabilidad y eficiencia en nuestra cotidiana labor productiva, para sumar y construir un Perú mejor para todos, pensando en acortar la brecha que separa a pocos bien remunerados, frente a los que reciben migajas por su  trabajo, como los agricultores de pequeñas parcelas, que trabajan sin protección de la legislación laboral.

Como anécdota, les narro mi visita a  Alemania y vivir durante ocho días invitado por una familia eminentemente campesina.  En años pasados a mi vivienda ubicada en la Av. Túpac Amaru, Urb. Las Quintanas, una de mis hijas que estudiaba turismo invitaban a estudiantes alemanes que hacían sus prácticas profesionales en nuestra ciudad y en Cajamarca, para hospedarse gratuitamente.

Mi hija mayor por esos contactos, tras desempeñarse como docente, primero en Samne luego en El Porv0enir, pidió licencia y viajó en varias oportunidades Alemania  contratada por tres meses, se casó en Alemania y reside mas  de 25 años. Por su invitación viajé a Stuttgart donde reside, ella se contactó con amigas que estuvieron en  mi casa de Trujillo.

Una de  esas familias me invitó pasar una semana en su casa, era un agricultor independiente, también criaba,  cerdos, ganado lechero y provisto de vehículos  trabajaba el campo en siembras y cosechas. Me llamó la atención la vivienda de un  agricultor con todas las comodidades que tiene una vivienda en la ciudad. Me causó  interés conocer la vida y trabajo del campesino alemán, toda vez que mi niñez lo pasé en una chacra de mi padre en Poroto.

Se trata de un  señor agricultor,  trabajador protegido por  su legislación, un día observé gran cantidad de leche  arrojada en depósito de para cerdos y le dije que podría hacer quesos, me contestó que ya había producido bastante queso,  esto no significa pérdida por que el gobierno les paga el costo del producto debido a  la abundancia y necesidad de mantener los precios estables sin especulación.

También me explicó, cuando hay escases de un producto agropecuario el Estado les otorga  incentivos para producir más y no importar. Este hecho me hizo comparar con   nuestros campesinos, cuando enfrentan una sobreproducción los precios caen por los suelos,  el Estado no los socorre, He visto dejar cultivos de tomate podrirse en la chacra, porque es caro la  cosecha que la venta. Tampoco incentivan a los productores agrícolas sobre todo a los que trabajan pequeñas parcelas. Por eso en un pueblo de Huamachuco vi cambiar a un campesino una arroba de papa por un kilo de arroz. Triste realidad y desamparo a los pequeños agricultores. Esto debe cambiar empecemos el 2021.

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