Así es la inconsecuencia

Por: Augusto Rubio Acosta*

A escasas semanas de las urnas y ante un escenario electoral abrumadoramente poblado por impresentables, reciclados, mafiosos y corruptos, una nueva generación de advenedizos e insanos mentales se ha hecho de un lugar en el partidor. Así las cosas y con la izquierda dividida, el mal menor no es una opción para mí.

No votaré por Verónika Mendoza por un asunto de principios: porque construyó su estrategia política y ciudadana en alianza con Cerrón, un declarado xenófobo, homofóbico, misógino y corrupto, del cual algunos prefieren no acordarse.

Yo sí me acuerdo, sin embargo; por eso aquí no cuenta que la triste alianza se haya producido [supuestamente] por una miserable inscripción partidocrática no subsanada por incapacidad en su momento. Así no son las cosas, al menos no para mí.

Voté por Verónika en 2016, cuando postuló por el FA; creí en ella, pero tras varios años terminó decepcionándome. Por eso se fueron en su momento mujeres valiosas del partido y de su entorno, ahora -increíblemente- han regresado; así es la contradicción en el Perú, así es la inconsecuencia.

Ahora ya no creo, nadie que lucha por la igualdad de género, por los derechos de las grandes mayorías, hace alianza con alguien como Cerrón. De ahí parto y ahí llego. Sé que muchos abogan «por la unidad» de la izquierda alrededor de Verónika, por «el mal menor» de toda la vida; se respeta pero no se comparte, tampoco puedo callar.

Falta poco para ir a las urnas y en verdad no sé si llegaré a ir; en Áncash, lugar donde nací, no hay a quién elegir. Este es el Perú que tenemos, el que hemos construido con nuestro trabajo y nuestra desidia. Esta es mi voz.

* Escritor

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