Por: Amaro Rodríguez S.
La gran mayoría del pueblo peruano en situación de pobreza y extrema pobreza, generada por mafias enquistadas en todas las entidades del Estado, respaldado por grupos de poder económico, como responsables de esa vergonzosa situación socio económica de la población, mediante frondosa propaganda electoral pretenden seguir usufructuando el trabajo de los más débiles.
Ese pueblo peruano víctima de la corrupción consuetudinaria durante dos siglos, hoy intenta con su voto cambiar el acostumbrado rumbo, de ser engañados por candidatos tras elecciones, buscan un cambio para enfrentar sin temor a la corrupción, con instituciones identificadas con el espíritu de la Ley y la justicia, para revertir nuestra vergonzosa realidad. En ese camino podemos tropezar, nada es perfecto, pero será por algo justo y mejor.
Casi solo falta un mes para que el electorado nacional haya decidido por quién votar, conociendo los antecedentes de los dos candidatos en esta segunda vuelta electoral, donde se vierten ofertas que no podrán cumplirse en el término del tiempo, según lo anuncian. Algunas ofertas no son factibles a corto plazo, o por incurrir con salidas demagógicas, para engatusar a los más pobres e indecisos.
Los grupos de poder económico y la cúpulas de los partidos políticos acostumbran a operar de titiriteros para manejar a sus alfiles según convenga a los intereses personales o de grupos, buscan blindar desde el Congreso de la República, aliados con otras instituciones, a los corruptos para que trabajan en favor de las grandes mafias, que ensombrece la democracia y la justicia.