Por: Gustavo Benites Jara
Y no se equivocaba: el planteamiento de una nueva Constitución significa el retorno del Presidente a su más importante promesa electoral.
Y como una fiera herida, los afiebrados neoliberales han saltado con las fauces abiertas dispuestas a dar su combate a muerte. Y lo harán, usando todo su poder económico, financiero, logístico, mediático. Y lo están haciendo cínicamente, mintiendo, amenazando, atemorizando, reviviendo el fantasma del comunismo, del acrecentamiento de la pobreza, del retiro de las inversiones extranjeras, del alza de precios y de otras ridículas catástrofes apocalípticas.
El anuncio presidencial, y el PL respectivo, ha desquiciado a los corruptos (encabezados por la perversa y fracasada Keiko Fujimori), a las empresas monopólicas, a las transnacionales, a los banqueros que han hecho de la usura su modus vivendi y a toda suerte de politicastros, verdaderos parásitos del poder dinerario.
Se ha sembrado una gota de esperanza para el pueblo que la estaba perdiendo irremisiblemente.
Todo el Perú, todos los pobres, han empezado otra vez a recorrer la ruta de los sueños. Esperamos que ese grano de mostaza que acaba de ser lanzado a los anchos y fértiles caminos de nuestra patria, no sea pisoteado por los intereses mezquinos de cierta e infantil izquierda que había sepultado definitivamente al maestro de Chota.