Por: Katty Martinez Rodas
Hace poco más de 3 años Solsiret fue asesinada, descuartizada y quemada, fue gracias a la constancia y perseverancia de su familia y activistas, como ella misma, que hace unos días se pudo dar con partes de su cuerpo y se detuvo a sus asesinos. La lucha exhaustiva contra un sistema cómplice de feminicidios, desapariciones y violaciones, fue lo que ha llevado a que su familia pueda tener un poco más de tranquilidad, aunque el dolor jamás se vaya. Ya no preguntaremos “¿Dónde está Solsiret?”, nos quedan dudas más grandes como ¿dónde está la justicia para las mujeres?, ¿por qué el sistema deja que se escapen asesinos por agujeros legales?, ¿por qué si una mujer desaparece el Estado es el primer obstáculo que una familia debe sortear para poder encontrarla?
Si un día desaparezco les pido a mis amigas, hermanas, madre, y mujeres feministas como yo, que no se detengan en las excusas prejuiciosas que pueden darles los policías, así sean avaladas por el Ministro del Interior, les juro que nunca me iría de su lado sin decir nada, menos dejando al amor de mi vida que es mi madre, jamás le haría algo así.
Si un día desaparezco echen por tierra las especulaciones de que si tengo tatuajes en el cuerpo seguro es porque andaba en malas andanzas, o que si encuentran mi bolso y tengo condones es porque seguro me fui a encamar con otro. Mi cuerpo es mi territorio, y lo cuido teniendo pleno derecho a ello, aunque mentes retrógradas quieran hacer creer lo contrario.
Si un día desaparezco, le pido a mi mamá que no crea en todo lo que se podría decir de mí, que soy abortera o que vestía ropa inapropiada, porque la ropa no es causa de violaciones y el derecho a decidir tampoco puede servir de excusa para desaparecerme, son las mentes patriarcales, los dignos hijos de nuestro estado machista los únicos culpables.
Si un día desaparezco, le pido a mis tres hermanas que no dejen sola a mamá, porque aunque pasen años, yo sé que ella me encontraría, aunque se burlen en su cara, aunque le llenen el oído de chismes y mentiras, aunque soporte la ineptitud de los que deberían cuidarnos, yo sé que ella jamás se cansaría.
Si un día desaparezco, le pido a mis amigas que no me olviden, que no bajen los brazos ante el primer “no” que les puedan dar o incluso ante el milésimo, por favor, venzan la burocracia, la pereza y la indolencia de nuestras autoridades.
Si un día desaparezco, les pido a mis hermanas feministas, que sigan siendo tercas, respondonas, sigan organizadas y encuéntrenme hasta que mi familia tenga paz, porque si un día ya no estoy, nadie sabe de mi paradero, tenga por seguro que mi cuerpo en el estado que esté seguirá clamando justicia, ya no por mí, sino por quienes me amaron y sé que no tendrían sosiego hasta tenerme devuelta.
Si un día desaparezco, si una más desaparece, quememos todo.