Por: Amaro Rodríguez S.
El próximo 6 de este mes de setiembre recuerdo los 30 años del fallecimiento de mi querida madre Anita Santillán Acevedo ocurrida en Poroto. Al mismo tiempo recuerdo también el acto de solidaridad demostrada por los colegas que laboraron en esa época en los Diarios La Industria y Satélite. El mejor testimonio para honrar su memoria, es ser como ella quiso que fueran sus hijos.
Como a muchísimos hijos nuestras madres nos forman para ser personas de bien, como lo hizo mi recordada madre conmigo, inculcándome la honradez, decir siempre la verdad, la responsabilidad y don de servicio, para que un día, si por desgracia caemos en la desventura, sepamos ganarnos un plato de comida con toda dignidad.
Desde mi infancia en una chacra que mi padre heredó, recuerdo que a dos metros del rancho, cruzaba una pequeña acequia, allí siempre me bañaba y durante tres meses cuando la quebrada El Sangal traía aguas por lluvias en la sierra de Salpo y Carabamba, una pequeña parte del terreno lo atravesaba la quebrada.
En esa quebrada hay una piedra grande donde nos deslizamos para caer en una poza, que origina la caída de las aguas y nos bañamos. Allí pasé los años de mi infancia hasta que me trajeron a Trujillo pensionado en una tía para asistir a la escuela N° 277 de la primera cuadra del jirón Unión. Recuerdo a mi primera maestra de transición, la señorita Maruja Cobián y mi Director Ricardo Romero Amez.
Estos gratos recuerdos se suman a los tenidos durante unos 20 años en el Diario La Industria, donde mis colegas demostraron su solidaridad conmigo, nunca lo olvido, hoy hago público mi reiterado agradecimiento por ese noble gesto que los enaltece, al recordar el XXX aniversario del fallecimiento de mi madre. Ellos se solidarizaron conmigo, pagaron el aviso de defunción e hicieron una bolsa que me entregó Karyna y Susy.
Tras adelantar su trabajo, hasta Poroto en un micro facilitado por un amigo común, se hizo presente una delegación de colegas entre ellos Hugo Robles y Felipe Apaza y esa gratitud a los colegas lo guardo en forma perenne, muchos de ellos pasaron a mejor vida como Félix Álvarez Sánchez, Víctor Hugo Paredes, Segundo Ortiz Bocanegra, Carlos Rodríguez, Karyna Orbegoso, Carmen Rodríguez, “Tufito”, Alejandro Cosamalón Armas entre otros.
