¿POSITIVISMO TÓXICO O GENUINO?

Por: Nicoll Paz Gonzales

La actitud que llevamos por la vida marca una gran brecha entre la lucha y la rendición, sin embargo, considero de suma importancia evitar recaer en un positivismo tóxico como lo manifiesta el ponente Victor Küppers.

“Cuando eres feliz, cuando estas motivada, cuando vas eufórica, sacas lo mejor que llevas dentro, esa es tu mejor versión y cuando no, sacas lo peor”, esta es una de las frases que más me llamó la atención puesto que indirectamente propicia al oyente a pensar que solo cuando es feliz es capaz de ser mejor persona, lo cual impulsa la invalidación directa de nuestras emociones, sobregeneralizando un estado de ánimo constantemente feliz, motivado y optimista que funciona como única alternativa de solución para nuestros problemas, para ser “relevantes y que las personas al conocernos digan ¡olé olé!”

Pero, ¿qué pasa cuando nos sentimos tristes, enojados o tenemos miedo? ¿Somos débiles y dejamos de ser especiales solo por sentirnos de esa manera?, si bien es cierto tener una actitud positiva es importante, no obstante forzarnos a ver solo el lado más ameno y optimista puede abolir nuestras emociones.

Tenemos que permitirnos sentir y procesar nuestras emociones negativas también para que, de esta manera, podamos trabajar en ellas saludablemente. No hay que olvidar que somos seres humanos. No todo el tiempo tenemos la obligación de ser alegres. Claro que podemos sentirnos tristes, enojados o molestos, la clave está en construir un positivismo genuino, en el que somos conscientes de nuestras emociones básicas, las aceptamos y a pesar de ello, nos decimos a nosotros mismos que todo estará bien.

Un claro ejemplo es intercambiar la frase de “solo piensa en positivo” por un “de acuerdo, no me siento bien hoy, las cosas están complicadas por ahora, pero estaré bien”, de esta manera nos permitimos ser seres humanos que trabajan en mejorar su inteligencia emocional, sin recaer en un concepto extremo de felicidad poco saludable para nuestra salud mental.

No siempre estaremos motivados, felices y eufóricos, es importante reconocer eso y sobre todo tener la convicción que habrá solución a los problemas por los que estemos pasando, pero hay que dejar sentir nuestras emociones. Evitemos invalidarlas y minimizarlas, todas las emociones son válidas, no hay buenas o malas, simplemente son lo que son y hay que vivirlas.

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