¿PODEMOS HABLAR DEL INICIO DE UNA NUEVA REPUBLICA BICENTENARIA?

Por: Percy J. Paredes Villarreal

El Perú se encuentra en una etapa de crisis profunda, que no tan solo se expresa en el aspecto político, también se refleja en lo económico, social y cultural. De esa manera estamos comenzando la etapa del bicentenario; es decir podria ser el inicio de una  segunda república como lo hubo a inicio de la independencia de nuestra patria del yugo español, pero con otros actores y protagonistas.

Todo está en cómo se van dando estas contradicciones y estos enfrentamientos entre lo que en la primera República se describía como el “Perú de los Criollos y el Perú de los indios”, o también lo que se mencionaba como entre “La Oligarquía y los campesinos”, en otros casos se les denominaba, de manera más sutil “Los de arriba y los de abajo”. Ahora podemos hablar entre los “Campesinos, ronderos vs la Plebe limeña”.

El presente artículo busca  describir la coyuntura política que vivimos dentro de un enfoque histórico estructural,   y dialectico. Donde podemos observar algunos patrones culturales que se pensaba que habían desaparecido, pero solamente estuvieron escondidos y que han comenzado a salir a flote a raíz del triunfo electoral presidencial de un dirigente rondero, campesino, profesor rural de educación primaria y un fugaz dirigente sindical; al cual el discurso racial y discriminador ha comenzado a expresarse verbal y por escrito, desde los grupos de poder.

Parecía que ante la avalancha de la derecha neofascista, conservadora, conjuntamente con la derecha de centro iban a someter a Pedro Castillo, así como lo hicieron con Toledo, García, y  Humala; que bajo un discurso electoral de cambio  y al llegar al gobierno no pudieron implementar sus planes de gobiernos oficiales, teniendo que someterse a las decisiones de estos grupo de poder que controlan el  Estado, la economía, los medios de comunicación (escrito, televisivo y radial) y el parlamento. Lo cual no fue así, por el contrario  Castillo sigue soportando toda esa avalancha de narrativas y  “Fake News”, con la finalidad de no tan solo hacerlo rendir, declinar y retroceder, para que asuma el modelo imperante, que se encuentra en crisis; sino demostrar que los “Zorros de abajo” (como diría José María Arguedas) no pueden ni deben gobernar el país de la Oligarquía.

Y eso bien lo ha sabido PPK, que a pesar de ser blanquito con apellido extranjero, y que vive en un distrito pituco, también saboreo esta ofensiva mediática; del mismo modo, sucedió con Vizcarra un provinciano que no se sometió a los dictados de la derecha ortodoxa fujimorista, pero tuvo la valentía de enfrentarlo y derrotarlos coyunturalmente; lastimosamente tuvo una estrategia política errónea para culminar su periodo; ya que, la derecha  ortodoxa reacciono con su artillería comunicacional y su infantería legislativa,  lo tumbo; sacándolo del escenario político. Mientras que con Sagasti quisieron hacer lo mismo, pero como era un gobierno transitorio esperaron que culmine su periodo.

La crisis que venimos viviendo en estos últimos 6 años, con 5 presidentes de la Repúblicas (PPK, Vizcarra, Merino, Sagasti, y Castillo); con 3 legislativos; es el reflejo de la ingoberbilidad, de la crisis de las instituciones, de un Estado fallido, y de un modelo de desarrollo que, supuestamente, se encuentra alejado de lo económico. De esa manera, nos quieren hacer creer que el problema  es de una parte del sistema, y por lo tanto resolviendo lo político, todo iría bien; lo cual es  falso ese argumento funcionalista.

Esta derecha heredera del criollismo que estuvo en contra de la independencia del Perú, y que luego de la separación de España, se convirtió en la clase dominante aprovechándose de toda la riqueza y beneficio que Bolívar dispuso para aquellos que supuestamente apoyaron el proceso emancipador. Esta derecha que traiciono al ejército peruano constituido en su mayoría por indígenas, mestizos, negros, chinos; cuando se enfrentó a los chilenos, cuyo presidente Prado dijo que se iba a Europa a comprar armamento para enfrentar a los invasores y nunca más  regreso hasta después de 30 años en que retorna para volver a ser presidente de la república. Esa derecha tal como lo describe Contreras en su libro “historia de la Corrupción”, que se aprovecha del Estado cuantas veces quiere; y que no lo comparte con otros sectores sociales marginales o emergentes, que claman por justicia social, inclusión, derechos sociales, económicos y humanos; dándoles solamente migajas. Esa es la derecha que quiere seguir manteniendo el poder del Estado peruano.

Castillo, personifica y representa al hombre y la mujer rural; con una formación educativa, profesional y política precaria que este modelo de desarrollo neoliberal nunca  atendió a él y a millones de compatriotas proveniente del mundo andino, que se aferran a su cultura ancestral y tradicional, donde su círculo cercano son sus relaciones de parentesco, donde las relaciones de compadrazgo, amicales y territoriales predominan, donde  su tejido social andino es muy relevante;  desconfiando de los otros que se acercan por un tipo de interés, dejando sin efecto sus  relaciones profesionales y tecnocráticas, que lo ven como objetos.

Este sector proveniente de los lugares alejados donde la modernización y el desarrollo nunca a llegado; pero ahora tienen  la oportunidad de insertarse a la modernidad,   acelerándolo en su  territorio de manera muy torpe; desconociendo la gestión pública, sin tomar en cuenta los procesos normativos. Porque para ellos este Estado de esta República nunca los ha representado ni tampoco se han sentido identificado, solamente lo han utilizado para sacarle la vuelta.

Los  derrotados, que nunca creyeron que un impresentable, con muchas debilidades, dificultades, limitaciones políticas y normativas, les haya ganado limpiamente una elección democrática; y que esas heridas les ha llevado a reaccionar como si fuera el “sueño del pongo” (cuento que escribió Arguedas).

Por lo tanto, la derecha viene batallando para recuperar el control del Estado; iniciándolo, desde antes de la segunda vuelta; utilizando a la democracia para sus fines autoritarios. Ha tenido que organizarse y manejar una estructura, como también elaborar un plan de acción que ha ido pasando por diversas etapa, como: a) Narrativa del fraude electoral, b) Movilización en la calle contra el gobierno comunista de Castillo,  conformación de la “Pestilencia” y de los neofascistas, c) Vacancia del Presidente en el legislativo, d) Separación del presidente por supuesta traición a la patria, e) utilización de la narrativa y los “fakes News” de los medios de comunicación (escrito, televisivo y radial), para darle una imagen de un incapaz, mediocre, denominándolo como supuesto líder de una organización criminal involucrando al Presidente y  a toda su familia; f) presión de los lideres de opinión y políticos tradicionales, para que la ciudadanía salga a la calle a exigir nuevas elecciones sin tener eco ni resultados a su favor, g) ahora se ha incorporado otro grupo más para tumbar a Castillo, ya que los anteriores no pueden, como es el Ministerio Público que debe darle la estocada final, para ello han abierto 6 procesos de investigación a Castillo, con la finalidad de apartarlo del gobierno, y por último de poder con estos tipos de acciones que la democracia formal los brinda, entraran a una acción violentista, como ha sucedido con el disparo al local de la Confederación Nacional Agraria (CNA), lugar donde se reúnen los agricultores y rondas campesinas.

Mientras tanto, el gobierno de Castillo se sigue aferrando al poder dando la lucha política, sin claudicar ni tampoco contar con sus aliados de la izquierda, particularmente la limeña y la ultra izquierda liderado por Cerrón y compañía; que también en un momento estuvieron a su lado, pero se apartaron. Actualmente algunos de ellos forman parte del coro de la consigna que se vayan todos (Ejecutivo y Legislativo) porque no me representan.

La crisis del modelo también se ve reflejado en lo que en una oportunidad Gonzalo Portocarrero manifestaba sobre la cultura política que sostiene al modelo, y que también se encuentra en una situación de insostebilidad ya que estos pilares como son: a) El Neoliberalismo, b) Autoritarismo, y c) La corrupción;  están llegando a su etapa final.

Mientras tanto, los que hablan de la democracia y piden nuevas elecciones, son los que ven y entienden que la democracia es un medio o un instrumento para demoler al adversario, para destruirlo y separarlo del poder como se hizo ern otros países como: el ex presidente Lugo en Paraguay, Dilma Rousseff en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Zelaya en Honduras; y que detrás de todo esto, está el retorno de la ultraderecha o neofacista, asesorado por la derecha  española que quieren ampliar sus redes políticas en todo el mundo, para impedir que la izquierda tome el poder y haga un cambio de rumbo en las naciones que fueron saqueados durante nuestra etapa colonial, virreinal y la primera república. Es decir el ingreso del neocolonialismo en America.

Castillo no es el izquierdista que representa a esa clase política limeña, urbana, pituca de Miraflores; tampoco es un militante orgánico, por el contrario es un personaje que esta aprendiendo hacer política; está cometiendo muchos errores y torpezas. Pero es nuestro presidente que ha ganado un proceso electoral, nos guste o no; y si somos demócratas tenemos que aceptar y respetar la democracia representativa.

El gobierno de Castillo, con sus acciones está desnudando lo que  es y ha sido el Estado neoliberal y patrimonial, donde todos los gobernantes de turno que han pasado han actuado de esa manera; y que actualmente estos  ex gobernantes están siendo procesado por corrupción. La prensa recién está comenzando a denunciar cuando debería haberlo hecho mucho tiempo atrás, pero por conveniencia e interés de clase no lo hizo y recién lo hace con este gobierno que para la derecha no los representa a sus intereses políticos y económicos.

Por lo tanto, es el final de una república con problemas sin posibilidades refutando a Jorge Basadre;  llena de crisis, desgobiernos, corrupción, que han impedido un bienestar e igualdad de oportunidades para todos y todas las peruanas y peruanos. Toca comenzar a planificar una nueva Republica inclusiva, tolerante, con desarrollo e inclusión social, transparente, con equidad, ese debe ser el objetivo frente al fin de una república caduca y obsoleta.

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