Gloria Montenegro Figueroa *
La población de la mayoría de países del mundo, nos encontramos en “cuarentena” en nuestros hogares; saliendo solo para lo indispensable; asumiendo una medida comprobada por su eficacia, para frenar la propagación del coronavirus. Esta situación de “aislamiento social”, no obstante, está poniendo en evidencia de una manera terrible, el problema de la violencia basada en género, que como sabemos tiene raíces estructurales y, caracteriza a muchos países de la región y el mundo. Paradójicamente, para combatir el coronavirus el hogar es el lugar seguro, pero para miles de mujeres, adolescentes, niñas y niños, el hogar no es sinónimo de refugio y seguridad, sino que es el espacio en el cual se convive las 24 horas del día con su agresor cotidiano.
En el caso de las agresiones sexuales, se sabía, por la información estadística, que más del 60% de estas ocurrían en el hogar y eran perpetrados por familiares o integrantes del entorno cercano de la víctima; ahora, en el estado de emergencia, este dato se está comprobando de una manera tal que remece nuestras conciencias y nos obliga, como sociedad, a redoblar esfuerzos por terminar con esta inaceptable e intolerable situación.
Durante la cuarentena, son ya 90 los casos de violaciones sexuales reportados, dentro del hogar. De las víctimas, 59 eran menores de edad (el 66% del total), con el riesgo de que estas menores violadas queden embarazadas, con las secuelas físicas y emocionales que un embarazo por violación acarrean. En el año 2019, las niñas madres (menores de 14 años) llegaron a 2,437, según los registros de la RENIEC; estas “niñas madres” no son sino niñas violadas. En ese marco, no puedo dejar de mencionar la brutal cobardía y abuso de una indefensa niña de sólo 11 años, violada por su padrastro y el hermano de éste; esta niña, pese a su vulnerabilidad y a su indefensión frente a sus violadores, tuvo la inmensa valentía de acercarse a la comisaría a denunciar. Desde el MIMP hemos asumido este caso, brindando protección a la niña y a sus hermanitos, y no cejaremos hasta que los violadores reciban la máxima pena por su crimen.
Por otro lado, han sido 226 los casos atendidos por el Servicio de Atención Urgente-SAU del MIMP durante el periodo de emergencia; de ellos, el 49% por violencia física, el 19% por violencia sexual y, el 32% por violencia psicológica. Pero, estos son los casos que han requerido una intervención urgente del MIMP; en total, hemos recibido en esta etapa de cuarentena, cerca de 12 mil llamadas a la línea 100; casi el doble de lo que se recibía antes del confinamiento.
Y, en este punto, queremos hacer una reflexión. Nos preguntamos: ¿y cómo, si se está conviviendo con el agresor las 24 horas, las víctimas pueden llamar y ser escuchadas? Y, gran parte de la respuesta a esta lógica pregunta, la encontramos en que más de la cuarta parte de las llamadas recibidas fueron realizadas por adolescentes, niñas y niños, y también por parte de vecinas y vecinos que fueron víctimas o testigos de hechos de violencia.
Tenemos entonces, importantes aliados en nuestra lucha contra la violencia de género, al interior de las propias familias y en la población que habita en los barrios. Por ello, desde el MIMP –aún con las dificultades operativas de encontrarnos en estado de emergencia- hemos redoblado nuestros esfuerzos para atender las 24 horas del día, los 7 días de la semana, en todo el país, a través de nuestra Línea 100; estas llamadas son gratuitas desde cualquier teléfono, sea fijo, celular o público y son respondidas por personal capacitado para identificar los casos que requieren una atención urgente (SAU). Estamos reforzando este trabajo a través de los Equipos Itinerantes de Urgencia, los que intervienen en los lugares en los cuales donde no existen los SAU. Ambos servicios se activan a través de denuncias a la Línea 100 y/o a los medios de comunicación. A todo este trabajo se suman las acciones de protección a niños, niñas y adolescentes desarrolladas por las 19 Unidades de Protección Especial que luego del abordaje de la violencia dictan medidas administrativas de protección a fin de salvaguardar su cuidado y protección integral.
A pesar de todo esto, hoy 17 de abril, hemos tomado conocimiento de un atroz crimen en Ayacucho; una mujer, fue asesinada por su ex pareja, que se negaba a aceptar que la relación había concluido. El cobarde feminicida no asesinó solamente a Alejandrina, mató también a quiénes la acompañaban: su hermanita de 13 años y su hijita, de sólo dos años. Claro que hemos tomado acción sobre este caso; claro que hemos intervenido; claro que estamos brindando contención emocional a los familiares; claro que –al igual que en el caso de la niña de 11 años violada- no pararemos hasta que el homicida pague su crimen. Pero, esto no devuelve la vida a Alejandrina, a su hermana, a su bebe.
No podemos, aún en estas dramáticas circunstancias de la emergencia sanitaria por la que atravesamos, dejar de plantear la urgente necesidad de avanzar en la ruta por deconstruir los roles de género, que subyacen a estas atrocidades. No podemos hablar de ciudadanía y de democracia si no lo hacemos.
A las mujeres, niñas, niños y adolescentes les decimos “En tiempos de emergencia ¡No estás sola”, debe quedar claro para todas y todos, que el derecho a una vida sin violencia, al acceso a la justicia y protección no han sido suspendidos, limitados o postergados por la emergencia. La cuarentena no es excusa para impedir que te comuniques de forma segura con otras personas, a través de llamadas, mensajería o redes sociales. Combatamos el COVID 19, combatiendo, al mismo tiempo, la violencia basada en género.
* Ministra de la Mujer y poblaciones Vulnerables
La pandemia de la violencia de género
