Por: Amaro Rodríguez S.
La rondas campesinas fueron reconocidas por Ley N° 27908, como organización social integrada por pobladores rurales, guiadas por el derecho consuetudinario para contribuir al desarrollo, la seguridad, a mantener la moral y respeto de costumbres y normas comunales, ahora cumplen una importante labor en sumarse a las autoridades en la contención de la propagación del coronavirus, que mantiene en zozobra al pueblo peruano y demás países.
En lugares donde no se siente la presencia del Estado ni de autoridades civiles, militares y policiales, las rondas campesinas siguen costumbres ancestrales y llenan un vacío que permite normar el desenvolvimiento de pequeñas poblaciones, para que vivan en armonía superando los graves desacuerdos, que puedan motivar el brote delictivo, o se amenace la moral, salud y vida de los pobladores.
Hoy es importante la participación de las rondas campesinas mediante acciones aparentemente injustificadas, pero el fin es fortalecer las disposiciones del gobierno central de poner coto al flujo indiscriminado de personas, que se trasladan entre localidades diversas y que pudieran ser portadoras del coronavirus.
Las acciones de control en el desplazamiento de las personas, no es atentar contra nuestra libertad, sino tomar precaución para que no ingresen a poblados personas infestadas del mal que pudieran originar un contagio masivo, porque cada enfermo puede contagias a no menos de 18 personas mas.
Esta importante colaboración que hacen las rondas campesinas para mantener nuestro buen estado de salud, merece el apoyo de la población, para que cumplan su trabajo desinteresado en las mejores condiciones.
