Por: Amaro Rodríguez S.
La pandemia mundial del Covid 19 abrió y desnudó cómo se dan las relaciones entre vecinos, entre instituciones, entre pueblos, entre países soberanos y todos entendemos que habrá una nueva visión, de cómo queremos tener a nuestras familiares nuestras sociedades locales del país y saber cuál será el resultados en las relaciones internacionales mal alimentadas artificialmente por los mercaderes de las guerras.
Como parte de la estrategia adoptada por los pises para contener la expansión del contagio y muertes por el Covid 19, como el Perú es la conocida cuarentena o el aislamiento social, obligando a la población un confinamiento en sus propios domicilios, donde en desigual circunstancias lo soportan las familias, siendo las inmensamente afectadas las familias pobres y de extrema pobreza.
A estas alturas de la cuarentena la mayoría de las familias peruanas arrastran la endémica pobreza, se encuentran en real encrucijada de poder resistiendo el encierro y la inacción laboral por temor del Covid 19, o impulsados por la angustia de la urgente necesidad de alimentarse, al experimentar dolorosos arañazos que produce el hambre entre sus fa miliares especialmente en niños, los obligaría a desacatar la cuarentena.
Aunque la política del gobierno peruano esté bien encaminada para enfrentar la pandemia, no olvidemos, que la vital necesidad de alimentarse puede más que cualquier temor, es muy superior al que genera el Covid 19, no olvidemos que lo mas natural en el hombre es su instinto a la sobrevivencia superando controles legales, éticos y morales. Cuantos miles de mujeres agobiadas por la pobreza han tenido que humillarse para conseguir un pan para su sus niños.
Estas realidades obliga a nuestras autoridades prever situaciones que pueden ir gradualmente generándose, no todos pueden resistir estas horas oscuras, aún cuando sabemos que frente a noches por demás aciagas y oscuras, siempre hay un amanecer, todo pasa y quienes tengamos un pan más, hagamos lo que dice Sirácides “Hijo mío no niegues un pan al pobre, no apenes al que tiene hambre” actuemos con sabiduría que nos viene de nuestro único Dios omnipotente.
También como cristianos sabemos que llegamos al mundo desnudos y así nos iremos, esperanzados en mejorar nuestra vida espiritual para ser hombres de Fe, recordemos parte del Salmo 91 que dice “ porque has dicho mi amparo es el Señor, el altísimo será mi asilo. La desgracia no te alcanzará, ni la plaga se acercará tu tienda”.